El infarto cerebral es cualquier problema cerebrovascular causado por un proceso de isquemia, debido a una carencia duradera de irrigación sanguínea, en la cual muere gran parte de la masa encefálica.
Existen dos causas de infarto cerebral, una causa puede ser una arteria bloqueada (infarto cerebral isquémico) y la otra puede ser la ruptura del vaso sanguíneo (infarto cerebral hemorrágico).
El infarto cerebral isquémico sucede cuando el flujo sanguíneo de una parte del cerebro disminuye o se detiene de manera repentina. El infarto cerebral hemorrágico ocurre cuando un vaso sanguíneo se rompe.
Los factores de riesgo de sufrir un infarto cerebral son:
- Edad y sexo, teniendo un riesgo superior las personas de más de 55 años y los hombres por encima de las mujeres.
- Hormonas, el uso de píldoras anticonceptivas o terapias hormonales también será un factor de riesgo.
- Tener sobrepeso, obesidad y realizar poca actividad física.
- Beber y comer en exceso y el consumo de drogas.
- Presión arterial alta.
- Fumar.
- Colesterol alto.
- Diabetes.
- Apnea obstructiva del sueño.
- Antecedentes personales o familiares.
- Enfermedad cardiovascular.
Síntomas para saber que se está sufriendo un infarto cerebral
- Dificultad para hablar o confusión para entender lo que otros están diciendo, disartria (dificultad para articular palabra), disfagia (dificultad para tragar).
- Parálisis facial y parálisis o adormecimiento de extremidades, entumecimiento súbito, debilidad o parálisis de un lado de cara, brazos o piernas.
- Dolor de cabeza, éste será súbito y grave, acompañado de mareos, náuseas y vómitos, pudiendo perder el conocimiento.
- Dificultad para ver, de uno o de los dos ojos, visión borrosa o ennegrecida de uno o de los dos ojos, también pudiendo ver doble.
- Alteraciones para caminar y de coordinación, se tendrá dificultades para caminar, tropezando o perdiendo el equilibrio, se podrá encontrar ataxia (inestabilidad o falta de equilibrio).
Existen diferentes secuelas que se podrán observar una vez sufrido un infarto cerebral, siendo estos daños neurológicos secundarios que surgirán dependiendo de la zona dónde ocurrió el infarto y la gravedad de éste. Dichas secuelas pueden ser invalidez, debilidad muscular, parálisis, problemas de movimiento como pérdida de equilibrio, problemas en las funciones cognitivas como problemas de memoria, de lenguaje o de razonamiento, disfagia (complicación para comer), incontinencia urinaria y cambios emocionales como depresión o cambios de ánimo.
Qué déficits neuropsicológicos se encontrarán afectados después de un infarto cerebral
Las secuelas neuropsicológicas y neurológicas se determinarán por las áreas afectadas y la extensión de éstas.
Si el infarto cerebral es de tipo isquémico se podrán ver déficits cognitivos y sensitivomotores focales, mientras que los infartos cerebrales de tipo hemorrágico las secuelas serán más amplias en los déficits cognitivos.
Los déficits también varían dependiendo de la localización del área, si la afectación está en el hemisferio izquierdo se encontrarán dificultades en el lenguaje, en cambio si las lesiones se encuentran en el hemisferio derecho, se encontrarán dificultades espaciales y visuoperceptivas.
En mayor o menor grado todas las funciones cognitivas se verán alteradas, produciendo dificultades en el lenguaje, la atención, desorientación espacial, agnosias, alteraciones de la memoria, pudiendo surgir trastornos psíquicos primarios y secundarios, los primarios están causados directamente por la lesión y los secundarios serán causados por el impacto psicológico de la enfermedad. También pueden presentar cambios de personalidad, de conducta o bien, ansiedad, delirium, psicosis o trastorno orgánico de la personalidad.
Tratamiento y prevención de un infarto cerebral.
A parte del tratamiento farmacológico, después de sufrir un infarto cerebral se tendrá que realizar una rehabilitación neuropsicológica para tratar los déficits anteriormente explicados.
También será útil la terapia física o ocupacional, la terapia física para mejorar la movilidad corporal a través de la rehabilitación y la terapia ocupacional para mejorar la capacidad de la persona y la autonomía para realizar las actividades diarias, como alimentación, higiene y vestimenta.
Durante la rehabilitación neuropsicológica se tratará el síndrome afásico, como es el habla y el lenguaje. A partir de la estimulación cognitiva, con la ayuda del neuropsicólogo y diferentes ejercicios se podrán trabajar todas las áreas cognitivas afectadas.
La duración de la rehabilitación dependerá del tamaño y la ubicación del infarto cerebral, de la actitud mantenida para realizar la rehabilitación y la toma de conciencia de la necesidad de asistir a rehabilitación.
Se pueden tomar diferentes medidas para disminuir el riesgo de sufrir un infarto cerebral.
- Dejar de fumar.
- No tomar un consumo excesivo de alcohol.
- Mejorar la dieta, reduciendo los niveles de colesterol y el consumo de sal.
- Aumentar el nivel de actividad física, ayudará a reducir los niveles de presión arterial y a reducir los niveles de grasa corporal.
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